lunes, 16 de noviembre de 2015

El do de pecho y el pisuerga


Como siempre, y tras cada tragedia, hay quién trae viejas rencillas para justificar su postura sin más argumento que la falacia de la necesidad. Supongo el estado de consternación en el que nos ha dejado el asesinato masivo en París le ha parecido un buen caldo de cultivo para el sinvergüenza que ha redactado el mensaje de Whatsapp que incrusto en esta entrada y que reproduzco en texto:

Miembro del grupo:  

Mañana hay una misa funeral "oficial" en Notre Dame por los asesinados,organizada por el gobierno socialista de Holland. Un ejemplo de tolerancia, y reconocimiento a la religión mayoritaria de los franceses, para toda nuestra izquierda española desde el PSOE de P Snchz hasta los más radicales Podemos y CUP. Por favor, pásalo. En el país más laico..y celebra la santa misa ..oficialmente.

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Pues bien, reconociendo aquí también la ingenuidad de la persona (persona sin duda de buena fe) que lo hizo llegar a un grupo en el que estoy suscrito, mi respuesta no se hizo esperar:

José Hernández:  

No hay izquierdas en el mundo. Solo capitalismos de baja intensidad. 

Nadie dio una misa oficial por los 147 estudiantes keniatas "negros" a manos de los mismos terroristas, porque el kilo de muerte "negra" vale infinitamente menos que el kilo de muerte blanca. 

Nadie ha dado una misa oficial por los 167 indios yumecas masacrados por partidas de facendeiros para talar sus arboles para nuestra madera. 

No hay izquierdas ni ejemplos de nada, no hay ejemplos morales en la iglesia solo buenas personas movidas por su fe en la humanidad pero controladas debidamente para sentir piedad por las tragedias adecuadas. 

No hay ética en el mundo que pueda dar ejemplo ni a izquierdas ni a derechas radicales, solo intereses específicos que sirven a las élites donde la humanidad no existe. 

Disculpad si puedan ofender mis palabras en otro momento terrible, este vil asesinato, pero no es momento de querer ser ejemplo sobre los demás sino de rezar, cada uno como lo entienda, por las víctimas de la atrocidad humana y por un cambio de consciencia que nos permita ver a todos los seres humanos como un igual, como un prójimo. 

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Reconozco que las cifras que doy son aproximadas, extraídas de titulares de prensa independiente quizás desactualizados pues hace tiempo que los leí. Pero la esencia de la contestación, mi postura, permanece inalterable: dejen de hacer negocios con la tragedia afín a sus intereses. Esto, en sí mismo, es la tragedia mayor que vive en la sociedad actual: la identificación/separación, la frivolidad y la falta de compasión.

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