viernes, 13 de marzo de 2020

SALVEMOS EL PLANETA


SALVEMOS EL PLANETA.

   Dice el ecologista, yo lo llamo el concienciado, que debemos salvar nuestro planeta, o la Tierra cuando se pone solemne. 

   Pero la Tierra no necesita ser salvada porque no tiene salvación posible. Y no la tiene porque no es un ente salvable de nada. Para la Tierra, en tanto que parte del Universo, los humanos somos un accidente, una desviación del equilibrio. Y como todo sistema, la Tierra se reequilibrará, con nosotros ahí o no.   

   Podría decir que le damos igual, pero no, caería en la personificación de nuevo al otorgarle sentimientos. El Universo es un todo y en ese todo no somos nada, bueno, parte, parte ínfima, intrascendente.

   Sí, puede que nuestro paso por la Tierra cambie tanto su composición que el reequilibrio universal requiera la desaparición de la Tierra, pero esto tampoco es algo muy serio para el Universo. Todos los días aparecen y desaparecen astros mayores.

   ¿Por qué quiere salvar el planeta el concienciado? Porque quiere salvarse a sí mismo. 

   Lo piense o no lo piense así, su concepción del planeta incluye a la especie humana y el resto de especies que quiere salvar, claro. Es decir, concibe la Tierra como una idea antropológica, soberbiamente antropológica. Digamos, a una escala menor, como la defensa que hace otro tipo de concienciado de los llamados DERECHOS HUMANOS UNIVERSALES, que ni son humanos ni universales pues representan la visión occidentalista de Sociedad únicamente. Otra soberbia si no antropológica sí antológica y, además, etnocéntrica.

   Pero, volviendo a nuestro primer concienciado, su error de base consiste como digo en darle impronta antropocéntrica a esa Tierra. Ha creado una idea del debe ser de la Naturaleza, una falacia como la copa de un pino, un error de pensamiento, y a través de esa idea solo puede ver. 

   El concienciado lleva hasta tal punto su mácula mental, que ha construido una especie de pelota de goma de fondo azul con una atlas impreso representando la superficie terrestre y la ha inmerso en un jardín de bellas flores que representa al  Universo floral al que pertenecemos.

    Quizás esas flores se marchiten antes por falta de riego, pero volverán una y otra vez, puede que cambiadas, cada primavera del Universo. Sin embargo, la pelota de goma se desintegrará, hasta integrarse de nuevo en la Naturaleza que le vio nacer, quizás con más residuos.

   Pero nuestro concienciado se empeñará en traer su regadera todas las mañanas y refrescará, ignorando las flores, solo su pelota, su idea, su ceguera.